Miércoles, 26 de junio de 2019

Ricardo Maciel: "Trabajamos fuerte para que el pequeño agricultor logre comercializar toda su producción"

Ricardo Maciel lleva 25 años en la administración pública. Siempre en puestos vinculados con la producción. Actualmente está al frente del Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial de la Provincia de Misiones, organismo clave para el impulso de distintas actividades.  En un mano a mano con el programa radial MAS Info en la Mañana, que se emite de lunes a viernes por la 92.9 de Posadas, repasó lo que el IFAI ha hecho en lo que va de 2019 y lo que tiene proyectado para lo que queda del año.

 

¿Cómo está la producción cañera?

En lo que es la parte de producción, este 2019 fue mejor en relación con 2018. Pasa que tuvimos un verano más lluvioso, lo que repercutió positivamente en las plantaciones. Faltaría un par de días de frío para que el ciclo finalice de la mejor manera. Pensamos moler unas 60 mil toneladas. En 2018, habíamos molido 40 mil toneladas. 

Hay entre 40 y 50 camiones por día ingresando al ingenio, cada uno de los cuales trae diez mil kilos. Ese promedio de camiones representa la capacidad diaria de trabajo de la fábrica. 

En cuanto al precio, hemos acordado uno bastante bueno para los productores: 1650 pesos la tonelada de caña, lo que duplica lo que se paga en la zona tradicional productora de Tucumán. Tiene su razón de ser en que en aquella región del país la cosecha está mecanizada y aquí es manual, lo que tiene un costo más alto. 

Aparte de los 1650, se le agrega un plus por dulzura, esto quiere decir el contenido de azúcar que puede tener su producto.

La decisión política del Gobierno provincial no apunta a ganar plata en la industria, sino de tratar de que de alguna manera se equiparen los costos. La ganancia, en todo caso, se encuentra en lo que genera la actividad económica de la zona, ya que son 11 municipios los que centran su economía en la caña.

En 2018, centramos mucho en lo que es la producción de alcohol, también en función a esta situación. Pasa que con el azúcar, como es de primera necesidad y el precio está muy controlado, los grandes fabricantes son los que ponen los montos y no podés superar esa barrera.  Entonces los consumidores buscan un producto de marca reconocida a igual precio y en esto sólo ganan los grandes fabricantes. 

Con el alcohol tenemos una ventaja comparativa, quedamos casi como los únicos que hacemos la variedad “Buen gusto”, para uso medicinal o el consumo, ya que los ingenios de Tucumán dejaron de hacer esto para volcarse al bioetanol para combustibles.

Los pagos a los cañeros son bastante particulares en este escenario. Hemos acordado que a la semana se le paga al productor el 70% del total del volumen entregado. Y el 30% restante, a los 30 días, más el plus por dulzura. Todo esto bancarizado.

 

¿Cuál es la proyección de la producción?

Sin intervención del Estado, es muy difícil que se sostenga. Un ingenio similar al nuestro tuvo que cerrar, en Esperanza, Jujuy, por ejemplo. En Salta pasó lo mismo con otro. Por el volumen es muy difícil competir con las principales productoras, que a su vez tienen diversificada la producción como para subsidiar las otras actividades. Además, es todo mecanizado.

Bajo el concepto del Estado misionero administrando, subsidiando, se logra que el dinero que se invierta vuelva, cuando el productor compra mercaderías o insumos en la cuenca. Se mantiene dinámica la economía del sector subsidiando.

Podés reducir costos pagando menos por la materia prima, pero sabemos que el precio que siempre acordamos es  bueno y logra tener una economía activa en ese sector de Misiones.

 

¿Cómo están trabajando los mercados concentradores en este tiempo de crisis?

Siempre cuando se trabaja con pequeños productores, no sólo ahora, sino históricamente, el eslabón más débil de ellos es la instancia de comercialización, porque no tienen la logística y la capacidad de salir al mercado a vender.

Ese eslabón lo tratamos de corregir primero con las ferias francas y luego con los mercados concentradores.

Los concentradores garantizan mejores condiciones de venta. En agosto, el de Posadas cumple 7 años, con el desafío de abastecerlo 5 días a la semana, que no es sencillo. A los que participan en el MZC se les hace una exigencia superior en relación a los que participan en las ferias francas. Pedimos, por ejemplo, que los municipios intervengan en origen, con Bromatología para saber las condiciones de producción. En el tema del transporte, exigimos que se cumplan todas las normativas del Senasa y finalmente ya en el punto de venta se hace un estricto control, no sólo de mercadería sino de que los productores tengan todo en regla en lo que a cuestión fiscal se refiere.

A partir de esto, podés trabajar la parte de producción. Si se trabaja en el terreno garantizando un buen producto, pero si eso luego no se vende, el proyecto fracasa.

Todavía nos está costando mucho la planificación conjunta, a fin de que cada uno sepa qué cultivan los demás, para que la producción sea variada. Hay mucho por hacer, pero se está trabajando fuerte en ello.

Se está finalizando este 2019 el Mercado Concentrador de Oberá. A fin de año también el de Eldorado. Está planificado el inicio de la construcción en Iguazú, San Vicente y Alem. Teniendo todos esos puntos funcionado, podremos acopiar, vender en esa ciudad, y llevar productos de una localidad a otra, de acuerdo con la demanda.

 

¿Qué nos puede decir de otras actividades, alguna le llamó especialmente la atención?

Creo que hay avances y retrocesos en distintas actividades. Una de las que más creció es la que tiene que ver con la producción ovina y caprina. Es la mejor experiencia de consolidación de una cuenca. Pero cuesta bastante la articulación entre instituciones. Son seis municipios que integran esa cuenca. Hay una mesa de gestión y vemos el crecimiento de la demanda de carne de oveja y cabra, que no eran productos tradicionales nuestros.

Tenemos que seguir un plan de trabajo, no superponernos en intervenir en la misma línea. 

 

¿Cuál fue la importancia de la capacitación?

La capacitación siempre es fundamental. Es transversal a todas las actividades. En lo que hace a la producción y a la comercialización, donde se están sumando muchos jóvenes. El padre sabe producir, pero no tiene el tiempo y la vocación para salir a vender. Y el hijo puede sumarse a la comercialización. Yo sueño que haya en distintos lugares cooperativas de jóvenes que sostengan la comercialización, que puedan utilizar la tecnología para la venta y hacer una suerte de Mercado Libre de producción local.

 

¿Qué otra experiencia del IFAI resaltaría?

Hay una experiencia linda que hicimos con la Federación de Asociaciones Rurales, con la misma lógica: unir al pequeño productor con la instancia de comercialización. Veíamos en los remates ganaderos que sólo participaban las grandes cabañas. Incluso había casos de grandes productores que con su logística traían las cabezas de los más chicos, que no podían costear el traslado de sus animales. Entonces armamos un esquema de remates de ganado de pequeños productores. Desde el IFAI le financiamos la logística y el 50% de la comisión del rematador. Así podía participar ese productor chico de los remates. En San José, por ejemplo, pensamos recibir 300 cabezas y recibimos el doble, 600.  En ese remate, invertimos 400 mil pesos, pero el movimiento total de negocios de ventas superó los 11 millones.

Esto permite al pequeño productor, además, que sepa el valor de su ganado en pie. Entonces cuando va el carnicero a comprarle en su predio, él tiene un precio de referencia. Así logramos que la actividad se vuelva más competitiva.

Ya llevamos 6 remates de ese tipo en lo que va del año. Y lo vamos a seguir haciendo. 

 

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